jueves, 12 de marzo de 2015

Olvidado Rey Gudú




Título: Olvidado Rey Gudú
Autor/a: Ana María Matute
Editorial: Espasa Narrativa
Nº páginas:

Un libro que puede espantar un poco por el grosor del mismo, pues no es precisamente pequeño ni muy fácil de transportar para leer en los medios de transporte, pero con una historia bastante buena y que engancha desde el principio, aunque a lo largo que se va sumergiendo uno en la lectura, puede que surja una pregunta en nuestra mente: "¿qué tiene que ver el título con la historia?" Pero, acercándose al final, se puede uno hacer a la idea. Una novela fantástica de una española que,sinceramente, no tiene mucho que envidiar a Juego de Tronos y, ya de paso, es el momento oportuno para vender material de nuestra patria.
Dosis de acción, de política -en su justa medida-, un desarrollo de los personajes muy profundo que ayuda al lector a sumergirse aún más en la historia, tomando incluso cariño a los mismos; hasta en la sinopsis del mismo, se aclara que es un libro basado en una Edad Media fantástica, con seres fantásticos como gnomos, dragones, seres de la naturaleza... junto a la trama principal, que gira en torno del Reino de Olar, desde su auge a la decadencia del mismo, movido por los deseos y los caprichos de los monarcas que lo gobiernan, pasando el trono de un sucesor a otro hasta llegar a nuestro protagonista, Gudú. La forma de escribir es sencilla, pero directa, con frases elaboradas y que demuestran que la escritora no es cualquiera, sino toda una maestra de las letras. Crear un mundo desde cero, o casi cero, es complicado, pero se consigue perfectamente en este libro, describiendo la historia de una dinastía de monarcas, de cómo engrandecen su reino y cómo llevan a cabo las conquistas para engrosarlo. Muy al estilo de la Edad Media histórica.

El reino de Olar, lugar en el que se desarrolla la historia

Entre el elenco de los personajes que se van presentando, que no son pocos, para mí el mejor y más elaborado es sin duda la reina Ardid, que debería ser la verdadera protagonista de la historia. Una mujer decidida, que empatiza con los lectores por su sagacidad y por su seguridad en la toma de decisiones -que sorprende en una mujer de muy poca edad al principio-, además de reflejar las consecuencias que puede acarrear la venganza, así como un poco el síndrome de Estocolmo -si se puede decir así, los que hayan leído el libro lo entenderán-, y laa firme decisión de que su hijo ya no es que solo sea el futuro rey, sino que también no sufra lo que los humanos suelen padecer cuando conocen a otros humanos: el amor. Una bonita enseñanza se encierra en esta diatriba que tiene la reina Ardid sobre qué hacer con su hijo, y que nos plantea la siguiente cuestión: "¿el ser humano vive mejor conociendo o no el sentimiento del amor?". Con el desarrollo de los acontecimientos, uno puede sacar sus propias conclusiones. Creo que es uno de los personajes mejor elaborados y conseguidos, que a ningún lector le pasará inadvertido ni tampoco podrá evitar juzgar sus acciones.
Casi todos cuando leemos un libro creamos una imagen de nuestro protagonista, toda nuestra atención recae en él o ella, no se puede evitar -por eso es el personaje principal-. En el caso de Gudú, que da título a la obra, tardará en aparecer, pero cuando lo haga no será como nos lo esperamos. Los protagonistas suelen ser buenos, modelos de virtud y que defienden una moral políticamente correcta. Sé que alguno tendrá en mente protagonistas no tan "virtuosos", pero creo que es inevitable que los autores tengan en mente a la hora de estos personajes plasmar lo que la sociedad quiere de un modelo perfecto, un arquetipo al que poder imitar y que no sea una mala influencia para nadie. Los héroes griegos, por ejemplo, no eran unas personas dechadas de virtud, casi todo lo contrario, aunque es de nuestra perspectiva de habitantes del S.XXI -en el S.VIII a.C. dudo que pensaran igual que nosotros-. Gudú es uno de esos protagonistas atípicos, más anclados a los héroes griegos, pues sus acciones son más que cuestionables, y se forja como un monarca guerrero, que pasa su vida y pensamiento en ensanchar su reino. Pero por esta descripción pensaríamos que es el típico rey de "mucho músculo y poca materia gris", pero este monarca es listo como él solo: con capacidad para aprender, solo toma de los libros aquello que necesita, es muy observador y analítico. Solo por ser tan diferente a lo que estamos acostumbrados a leer, creo que es necesario mencionarlo, aunque sea un poco.
Hay ocasiones, cuando se producen las escenas y narraciones más "fantásticas", como la aparición de la princesa Tontina y todo lo que tiene que ver con ella, que se puede perder el ritmo de la obra. Son momentos en los que, por desgracia, se pierde cierto interés en el libro, pues no parecen ser hechos conectados con la trama principal. En mi opinión, aunque son las partes más fantásticas con mucho de la obra, te hacen perder un poco el "hilo" de la historia.

Creo que, si los amantes de la literatura fantástica han leido una gran cantidad de obras de este género, es necesario prestar atención a aquellos que, encima, han sido escritos en nuestro idioma.

 

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