domingo, 28 de abril de 2013

Kenichi: El discípulo más fuerte





Dentro del manga uno de los géneros más usados es el de las artes marciales: desde la archiconocida Dragon Ball hasta series como la coreana The Breaker o su continuación The Breaker: New Waves. Pero dentro de este amplío terreno, en mi opinión, hay una serie que ha conseguido llegar a acercarse al mundo real, guardando las reservas de tratarse de una obra con muchos elementos fantásticos; se trata de la obra Kenichi el Discípulo más fuerte, de Shun Matsuena.


Su argumento es algo común y trillado: un chico al que usan como Puching Ball en el colegio y que no espera ser nadie en la vida, de pronto reúne fuerzas de valor cuando intenta defender a una chica de su colegio de unos Yazukas en plena noche, cuando de repente el se convierte en la persona salvada al ser testigo de una espectacular exhibición de artes marciales por parte de su compañera de instituto. Tras esto empiezan a ser amigos y Kenichi toma la resolución de aprender artes marciales, lo que no sospecha es quienes van a ser sus maestros, alguno con una característica mortal para su discípulo, como el incontrolable maestro de Muay Thai Apachai Hopachai, o el interminable aumento de la dificultad de los aparatos de entrenamiento de las habilidades básicas Koetsuji Akisame; otros con algún que otro vicio que no pueden controlar como Ma Kensei y su adicción a espiar a las mujeres del dojo o el gruñón maestro de karate Sakaki con un problema como es no querer reconocer que le encanta tener un discípulo; otra personalidad curiosa de entender es la de la maestra en todo tipo de armas de filo Shigure. Lo que hace a esta serie tan especial no es otra cosa que su capacidad natural para pasar de momentos estremecedoramente tristes a livianos ratos de diversión en esos escasos momentos de calma que preceden a la tormenta, y es que en esta serie basada en las artes marciales siempre hay espacio para la comedia desde los entrenamientos de Kenichi con todos y cada uno de sus maestros; los momentos más divertidos cuando entrena con el fundador del dojo y abuelo de Miu, hasta las apariciones de su familia y el gusto de su padre de poner nombre a cada escopeta que se compra y quiere sacar a pasear al dojo donde tienen “secuestrado” a su hijo.


Comedia aparte cabe destacar del argumento tres o cuatro ideas interesantes: aunque parte de un sencillo planteamiento en el que el bien se tiene que enfrentar al mal, en este caso representados por las dos escuelas del puño de la vida o del puño de la muerte, también cabe destacar la gran capacidad evangelizadora del personaje principal, capaz de hacer amigos y rivales a sus más acérrimos enemigos, como ya se vio con Naruto, Ichigo o Luffy en sus respectivas series. También está presente la idea de que a través del entrenamiento se puede llegar a conseguir la victoria ante enemigos virtualmente imposibles de vencer; esta idea aquí cobra un poco más de realismo al contraponer distintos estilos de pelea como al principio del manga cuando se enfrenta al boxeador Takeda y le enseñan movimientos de Muay Thai para contrarrestar sus técnicas, lo que explica su evolución de forma más o menos coherente. En contraposición a esto, también hay que ser conscientes de que al tratarse de un manga la autora ha hecho a los personajes más fuertes con una capacidad destructiva que supera a la de un tanque, esta sería la parte más fantástica del manga, y aunque sus técnicas sean demasiado bestiales están basadas en movimientos auténticos y en muy diversos estilos: el kempo chino de Ma Kensei, el Muay Thai de Apachai Hopachai, el Kárate de Sakaki, el Jujitsu de Akisame, las armas de filo de Shigure (kusarigama o katanas); aunque haya técnicas extrañas como las del superhombre invencible Furinji Hayato.


Artísticamente esta serie ha sufrido una evolución notable sobre todo a la hora de representar los efectos de la batalla como golpes y emisión de la energía interna. También hace guiños a la mitología nórdica como son los nombres de los delincuentes de la banda Ragnarok, cuyos 8 puños o generales tienen nombres de dioses nórdicos. Otro dato histórico que aparece en este manga es la revolución colonial de Indonesia a través de la representación de su estilo de arte marcial, el Pencak Silat, nombre que hace referencia a todos los estilos diferentes de cada territorio.


En general, para mí esta serie está entre las mejores del género de pelea tanto por argumento, me parece genial la distinción entre los estilos de pelea por su ki en Dou o en Sei, como por dibujo, o por su capacidad de describir las peleas entre maestros, que más allá de pegarse golpes que no se veían desde Dragon Ball cuando atravesaban 5 montañas con cada puñetazo que se daban, en este caso sí se pueden apreciar técnicas detrás de esa fuerza sobrehumana.



Aquí os dejamos algunas imágenes de esta gran serie.


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